VALENTINA TERESHKOVA: LA PRIMERA MUJER QUE VIAJÓ AL ESPACIO. II

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Por: Juan Parada
Profesor de Física y Química 
IES Virgen de Valme (Dos Hermanas)

Fuente de la fotografía: www.programaespacial.com



3. La exploración del espacio y la carrera espacial. 


Con el gobierno de Kruschev la Unión Soviética desató un enorme potencial científico y tecnológico: lanza el primer satélite artificial, Sputnik 1, sitúa al primer ser vivo en viajar al espacio, la perra Laika; más tarde, coloca al primer ser humano en la órbita de la Tierra, Yuri Gagarin, y, por supuesto, hace volar fuera de nuestro planeta a la primera mujer y persona civil, Valentina Tereshkova. Añadir que también un cosmonauta soviético, Alexei Leonov, llegó a ser la primera persona en andar en el espacio. 

Kruschov fue jubilado en 1964. El enorme esfuerzo realizado para alcanzar la paridad nuclear con Estados Unidos contribuyó a desangrar la economía soviética y junto a otros errores provocó que la industria y la agricultura se fueran estancando. 

La Carrera Espacial fue una competición tecnológica entre la Unión Soviética y Estados Unidos que tuvo como gran objetivo la Luna. En esa época el prestigio nacional y político de las dos superpotencias estaba en juego y la tecnología espacial fue la mejor carta de presentación al mundo de la supremacía capitalista o comunista, por lo tanto nadie escatimó esfuerzos con tal de llegar al objetivo. 

Todo ese derroche de medios tuvo una gran repercusión en el campo industrial y tecnológico, pero sobre todo, constituyó un hecho histórico que se adelantó en al menos un siglo al curso normal de la historia. Lo que demostró es que cuando hay voluntad política y ganas de hacer bien las cosas el ser humano puede conseguir cualquier cosa por muy difícil que esta sea.


Alexei Leonov en su paseo espacial. 
Fuente: red-estelar.webcindario.com

Es realmente asombroso que se llegara a la Luna hace más de 40 años y que no se piense en volver al menos a corto plazo hasta al menos a mediados de este siglo. Los primeros viajes del hombre a la Luna, las misiones Apolo, constituyen un acontecimiento histórico que aparentemente se ha adelantado en un siglo al curso normal de la historia, especialmente en lo que se refiere a la era espacial y al avance científico. No es frecuente que ocurran cosas como ésta. 

3.1. La Guerra Fría.


En 1945, después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos y la Unión Soviética se embarcaron en una amarga Guerra Fría de espionaje y propaganda. La exploración espacial y la tecnología de satélites alimentaron la guerra fría en ambos frentes. El equipamiento a bordo de satélites podía espiar a otros países, mientras que los logros espaciales servían de propaganda para demostrar la capacidad científica y el potencial militar de un país. Los mismos cohetes que podían poner en órbita a un hombre o alcanzar algún punto de la Luna podían enviar una bomba atómica a una ciudad enemiga cualquiera. Gran parte del desarrollo tecnológico requerido para el viaje espacial se aplicaba igualmente a los cohetes de guerra como los misiles balísticos intercontinentales. Junto con otros aspectos de la carrera armamentística, el progreso en el espacio se mostraba como un indicador de la capacidad tecnológica y económica, demostrando la superioridad de la ideología del país. La investigación espacial tenía un doble propósito: podía servir a fines pacíficos, pero también podía contribuir en objetivos militares.

Avión de patrulla estadounidense P2V Neptune vuela sobre el barco soviético durante la crisis de los misiles. 
GETTY IMAGES. Fuente: es.rbth.com/historia


Las dos superpotencias trabajaron para ganarse una ventaja en la investigación espacial, sin saber quién daría el gran salto primero. Habían sentado las bases para una carrera hacia el espacio, y tan solo esperaban el disparo de salida.

3.2. Comienza la Carrera Espacial.


El 4 de octubre de 1957, la antigua URSS lanzó con éxito el Sputnik 1, el primer satélite artificial en alcanzar una órbita alrededor de la Tierra, y comenzó la carrera espacial. Por sus implicaciones militares y económicas, el impacto del Sputnik fue tremendo, causó miedo y provocó debate político en Estados Unidos. Al mismo tiempo, el lanzamiento del Sputnik se percibió en la Unión Soviética como una señal importante de las capacidades científicas e ingenieriles de la nación. 

Sergei Korolev, el ingeniero jefe que diseñó el cohete R-7 en una lanzadora tipo A que puso al Sputnik en órbita, diseñaría más tarde el N-1, cuyo objetivo era enviar cosmonautas a la Luna. 

Para Estados Unidos, los sobresaltos no iban a terminar con el Sputnik 1. En noviembre de 1957, sólo un mes después, los soviéticos colocaron en órbita terrestre el primer ser vivo, la perra Laika. Era evidente que en la URSS se estaba planeando enviar hombres al espacio. Laika era sólo el primer ensayo. En esa época no existía la tecnología para recuperar a Laika tras el vuelo, y murió de estrés y sobrecalentamiento poco después de llegar al espacio. En 1960, las perras rusas Belka y Strelka orbitaron la Tierra y regresaron con éxito. El programa espacial estadounidense importó chimpancés de África y envió al menos a dos al espacio antes de lanzar a su primer ser humano.

El Sputnik 1. Fuente http://red-estelar.webcindario.com

Lo que más desconcertó a los especialistas americanos fue comprobar que la carga útil de este segundo lanzamiento, compuesta por el Sputnik 2 y la tercera etapa del cohete lanzador en donde estaban instalados diversos instrumentos científicos pesaba 4250 kilos, algo inconcebible en aquellos años. 

Casi cuatro meses después del lanzamiento del Sputnik 1, Estados Unidos consiguió lanzar su primer satélite, el Explorer I, lanzado por el cohete Juno 1, el Explorer I pesaba 14 kilos frente a los 85 kilos del Sputnik 1. Durante ese tiempo se habían producido varios lanzamientos fallidos y publicitariamente embarazosos de cohetes Vanguard desde Cabo Cañaveral. 

Los primeros satélites se utilizaron con fines científicos. Tanto el Sputnik como el Explorer I fueron lanzados como parte de la participación de ambos países en el Año Geofísico Internacional. El Sputnik ayudó a determinar la densidad de la atmósfera superior y los datos de vuelo del Explorer I llevaron al descubrimiento del cinturón de radiación de Van Allen por James Van Allen.


El cohete R-7 (A-1), lanzador de la nave Vostok. 
Fuente danielmarin.naukas.com

Durante aquellos primeros años de la era espacial, la supremacía de los soviéticos estaba basada en su capacidad para fabricar lanzadores de gran potencia. Los EE. UU., se vieron forzados a tomar medidas de importancia para intentar reducir esta gran ventaja. Entre ellas, la más espectacular fue la creación, en Octubre de 1958, de la NASA, (Administración Nacional Aeronáutica del Espacio), reuniendo un equipo de más de 8000 científicos y técnicos. Con dos objetivos prioritarios: el uso militar del espacio y el prestigio nacional. 

Tras el éxito soviético de colocar el primer satélite en órbita, los estadounidenses centraron sus esfuerzos en enviar una sonda a la Luna. Llamaron programa Pioneer al primer intento de conseguir esto. El programa Luna soviético empezó a funcionar con el lanzamiento de la Luna 1 el 4 de enero de 1959, convirtiéndose en la primera sonda en llegar a la Luna. Además del programa Pioneer, había tres programas estadounidenses específicos: el programa Ranger, el programa Lunar Orbiter y el programa robótico Surveyor, con el objetivo de buscar lugares de alunizaje potenciales para el programa Apolo. 

En Octubre de 1959 los soviéticos lanzaron la Luna 3, que pasó alrededor de la Luna y fotografió su cara oculta, que nunca puede verse desde la Tierra. Se hacía evidente que los soviéticos habían elegido la Luna como primer objetivo espacial para sus cosmonautas. 

El 12 de Abril de 1961 los soviéticos volvieron a sorprender al mundo entero poniendo en órbita a Yuri Gagarin, el primer ser humano que accedía al espacio exterior a bordo de la nave Vostok, impulsada por el cohete A-1, derivado del que lanzó el Sputnik 1, pero con muchos avances tecnológicos. Tenía 33 motores que combinaban un impulso de medio millón de kilos5

Ante esta sucesión de acontecimientos, los consejeros políticos, militares y espaciales del presidente de los EE. UU. subrayaron la imperiosa necesidad de sobreponerse al empuje de los soviéticos. 

A toda prisa 23 días después de Gagarin, los americanos en la misión Freedom 7, enviaron en la diminuta cápsula Mercury a Alan Shepard que fue el primer estadounidense en entrar en el espacio, en una misión suborbital.

Representación de la nave Vostok Fuente red-estelar.webcindario

El presidente Kennedy pasados 42 días desde el vuelo de Gagarin prometió a los americanos que debía ponerse como objetivo poner un hombre en la Luna y hacer que vuelva sano y salvo a la Tierra antes de que termine esta década. 

Sin embargo la hazaña de los soviéticos sólo fue alcanzada por los americanos con John Glenn, en la Friendship 7, se convirtió en el primer estadounidense en orbitar la Tierra, completando tres órbitas el 20 de febrero de 1962. En aquel momento los soviéticos ya habían lanzado 48 misiones orbitales. 

Es en esta situación, en este momento, cuando entra en juego, interviene y forma parte de la historia nuestra protagonista, Valentina Tereshkova.

Yuri Gagarin en la nave Vostok. 
Fuente red-estelar.webcindario

4. El vuelo de Valentina. 


En la vorágine de esta competición, de esta carrera, se puede pensar que, en la búsqueda de la demostración de que el sistema político soviético era más igualitario y era más justo que el de su rival estadounidense (el socialismo frente al capitalismo), que no había discriminación por razón de sexo, si es que ese era el objetivo, el siguiente paso para los soviéticos para seguir por delante de los norteamericanos tenía que ser colocar a una mujer en el espacio. Era el turno de nuestra protagonista.

Valentina Tereshkova. 
Fuente www.sapacefacts.de

Poco después del vuelo del cosmonauta ruso Gherman Titov en septiembre de 1961, Valentina Tereshkova escribió una carta al centro espacial para ofrecerse voluntaria para el equipo de astronautas. Ella no lo sabía, pero los oficiales espaciales soviéticos estaban considerando la selección de un grupo de mujeres paracaidistas (hay que recordar que en las naves Vostok los cosmonautas eran despedidos de la nave y realizaban el descenso en paracaídas). 

El Cosmonauta Jefe Nikolai Petrovich Kamanin había expresado su idea sobre el vuelo espacial de una mujer al Diseñador Jefe de la Fuerza Aérea Soviética Korolev inmediatamente después del viaje espacial de Yuri Gagarin. Kamanin pensaba que era su deber patriótico ganar a los americanos poniendo una mujer en el espacio. Quería encontrar una mujer cosmonauta que fuese una activista comunista comprometida como lo eran Gagarin o Titov. Korolev estaba de acuerdo y en octubre de 1961 incluyeron un requisito para cinco mujeres entre cincuenta nuevas cosmonautas que él quería reclutar para sus nuevos y ambiciosos planes espaciales. 

La experiencia de pilotaje no era necesaria desde el momento en que la nave Vostok era completamente automática y se consideraba a su ocupante como un mero pasajero. Sin embargo, como se había indicado con anterioridad, la experiencia en paracaidismo era esencial puesto que los astronautas debían ser eyectados de la cápsula después de la reentrada en la atmósfera y aterrizar mediante un paracaídas personal. 

Teniendo en cuenta que el Cosmonauta Jefe Kamanin era uno de los fundadores de DOSAAF (una sociedad paramilitar en la Unión Soviética, que significa “Sociedad Voluntaria de Ayuda al Ejército, Fuerza Aérea y Marina” relacionada principalmente con armamentos, automóviles y aviación), parecía lógico que buscase probables cosmonautas femeninos con experiencia en paracaidismo en los clubes del aire. Diversas referencias de los dosieres de DOSSAF indicaban que había cincuenta y ocho candidatas potenciales, de las cuales cuarenta, entre ellas Valentina, fueron evaluadas e invitadas a Moscú para ser entrevistadas y realizarles exámenes médicos entre diciembre de 1961 y enero de 1962.


Tereshkova en pruebas de centrifugación.
Fuente red-estelar.webcindario.com


Los requerimientos para ser incluidas en el programa comprendían que fueran paracaidistas (debían acreditar un entrenamiento completo en paracaidismo de al menos cinco o seis meses de duración), menores de 30 años de edad, de estatura inferior a 1,70 metros, en buena forma física, ideológicamente puras y menores de 70 kg de peso6.

Tereshkova cumplió con los requisitos, y la única mancha en su registro fue el hecho de que su padre era MIA (missed in action, o desaparecido en combate) en lugar de KIA (killed in action, muerto en combate). Esto planteó la remota posibilidad de que había abandonado o huido. Sin embargo, sus credenciales como líder de Komsomol le permitieron superar este obstáculo, y Tereshkova fue una de las cinco mujeres seleccionadas como candidatas a cosmonauta el 16 de febrero de 1962 y fueron enviadas al Centro Espacial Soviético situado en la Ciudad Estelar. Era la menos cualificada de las candidatas seleccionadas, sin educación superior. Entre las otras cuatro mujeres se incluían pilotos de prueba, paracaidistas de clase mundial e ingenieros. 

Todas las candidatas, incluida Valentina, fueron sometidas a los mismos procedimientos de entrenamiento y capacitación (vuelos de ingravidez, pruebas de aislamiento, pruebas en centrifugador, teoría de cohetes, naves espaciales de ingeniería), que los cosmonautas masculinos. También se las contrató como tenientes de la Fuerza Aérea Soviética y, en consecuencia, recibieron instrucción de vuelo (120 saltos en paracaídas y formación de pilotos en aviones de combate MiG-15UTI7). 

En mayo de 1963, Tereshkova and Valentina Leonidovna Ponomariova fueron las elegidas para prepararse para el vuelo de la Vostok 68

Finalmente, el 16 de junio de 1963 a las 9:29 UTC (tiempo universal coordinado) Valentina Vladimirovna "Valya" Tereshkova fue puesta en órbita en la nave Vostok dando 48 vueltas alrededor de nuestro planeta en 70 horas y 50 minutos de vuelo espacial9. Tereshkova orbitó la Tierra una vez cada 88 minutos (período de revolución) controlando su nave espacial de forma manual, lo que significa que vio un nuevo amanecer aproximadamente cada hora y media. 

Las primeras palabras que se recibieron desde el Vostok 6 fueron: “Aquí Gaviota, aquí Gaviota (ese era su nombre en clave para la misión, Chaika en ruso). Veo en el horizonte una raya azul: es la Tierra. ¡Qué hermosa! Todo marcha espléndidamente.”10 

Al parecer, tenía vértigo y experimentó náuseas y malestar físico durante gran parte del vuelo, así como dolor en el cuello por lo pesado del casco11. Pero Tereshkova ha reafirmado que esto no se debió a la enfermedad del espacio, sino a la mala calidad de la comida espacial que le habían proporcionado. El pan negro estaba demasiado seco. Así que comió los pocos artículos que encontró sabrosos12.

Tereshkova en los momentos previos al lanzamiento. 
Fuente soloesciencia.com


Durante esta misión se realizaron investigaciones médico-biológicas, se validaron y analizaron asuntos relativos al desarrollo de los sistemas de las naves. También fue durante esta misión que el problema de la alimentación de los cosmonautas fue resuelto satisfactoriamente13

Con una sola y única misión, registró más tiempo de vuelo que la sumatoria de todos los tiempos de todos los astronautas estadounidenses que habían volado antes de esa fecha. Tereshkova también mantuvo un registro del viaje y tomó fotografías del horizonte, que serían utilizadas para identificar las capas de aerosol de la atmósfera14

La misión de Tereshkova asimismo formó parte de una experiencia para el desarrollo del Programa Espacial Ruso. Su objetivo era determinar si las mujeres tenían exactamente la misma resistencia física y sicológica que los hombres en el entorno espacial15 (Estados Unidos no mandó una mujer al espacio hasta 1983, fue Sally Ride).

Localización del aterrizaje de Tereshkova en Karaganda, Kazakhstan. Fuente Google Maps

Tras el vuelo y la reentrada a la atmósfera terrestre, era el día 19 de junio, se lanzó en paracaídas desde la Vostok 6 cuando se encontraba a más de seis metros de altura16 y aterrizó a unos 612 kilómetros al nordeste de Karaganda, una población de Kazakhstan, en Asia central17

En los años siguientes de su hazaña, y quizá continuando con el objetivo inicial de sus jefes, de su misión y de toda la carrera espacial, realizar propaganda del sistema político soviético y sus bondades, de los innovadores y avanzados logros científicos y tecnológicos de la URSS, Valentina Tereshkova hizo innumerables apariciones públicas y viajes a otros países entrando a formar parte de la política soviética.